Informe Manufacturing Resilience 2022

Como consecuencia directa de la pandemia de la COVID-19 y de la guerra de Rusia contra Ucrania, la grave inflación -que ahora alcanza una media del 9,8% en toda la UE, pero que llega al 16% o al 17,3% en países como Polonia y Bulgaria, por ejemplo¹- y las interrupciones de la cadena de suministro, han causado estragos en todo el continente ^2,3. La gente vive en la incertidumbre y las industrias tienen que tomar medidas extraordinarias para seguir siendo competitivas. Estos problemas persistirán si no se les pone freno.

Los líderes políticos europeos han tenido que reconocer la importante sobredependencia de su sistema y de los Estados nacionales con respecto a China -de la que la Unión Europea (UE) depende en más de la mitad de sus importaciones estratégicas, incluidas las materias primas, las baterías y los ingredientes farmacéuticos activos⁴- y a Rusia en materia de energía, de la que importó 155.000 millones de metros cúbicos de gas natural en 2021⁵. Debido a la creciente inflación, y cuando los costes de la mano de obra, la electricidad y el agua son a menudo tres veces más bajos en China (y cada vez más en India), es fácil ver por qué estas dependencias se han disparado.

En España, por ejemplo, los costes de producción han aumentado al menos un 10% como consecuencia de las subidas del 150%, 112% y 93% del coste del gas, la electricidad y el agua, respectivamente, este aumento de los costes de fabricación compromete inmediatamente la competitividad del país en la producción de medicamentos esenciales⁶.

El informe ofrece a los responsables políticos de la UE argumentos para mejorar la fabricación de productos farmacéuticos en Europa, instando a tomar medidas que vayan más allá de la Estrategia farmacéutica para Europa en 2020 de la Comisión Europea. Se espera que este documento sirva de apoyo a los próximos debates en relación con la reapertura de la legislación farmacéutica de la UE.

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