Tras haber sufrido un infarto hace cinco años, dudaba en pedir ayuda. ¿Por qué tendría la gente que hacerme favores? No estaban obligados a hacerlo y, aunque así fuera, ¿por qué iban a querer?
A partir de entonces, me di cuenta de que los cuidadores son esenciales para las personas que han sufrido un infarto o que tienen diagnosticada una cardiopatía. Puede que necesites ayuda. Y muchas personas pueden estar más que dispuestos a ayudarte, si les dejas.
Los cuidadores pueden ser amigos, compañeros de trabajo, conocidos o familiares, y pueden ser fundamentales para tu recuperación. Mis cuidadores me ayudaron a recuperar mi vida tras el infarto.
¿No estás seguro de cómo pueden ayudarte los cuidadores?
Aquí tienes cinco grandes y pequeñas acciones en las que he descubierto que los cuidadores pueden ayudar a sus seres queridos a sobrellevar una enfermedad crónica como una cardiopatía.
Mi madre vive a unos 20 minutos en coche de mi casa. Se ofreció a prepararme la comida y la cena durante unas semanas cuando volví a casa del hospital. ¡Acepté con gusto!
Le dije que quería comer de forma más saludable debido a mi enfermedad y ella me cocinó y trajo todas las comidas. Solo tenía que calentarlas.
Esto me ayudó enormemente. Después del infarto, tenía que disminuir mi actividad física y la ayuda de mi madre me quitó mucha carga. No tuve que desperdiciar energía yendo al supermercado o pasando horas en la cocina.
Tus seres queridos pueden ayudar incluso si no viven cerca o no tienen tiempo para cocinar todos los días. Incluso pueden ayudar a establecer un reparto de comidas. Esto implica organizar un calendario donde marcas cuando necesitas la comida o la cena. Si compartes tu calendario en las redes sociales o por correo electrónico, tus compañeros, amigos y familiares pueden registrarse para participar.
Es fundamental. La depresión es un trastorno frecuente después de un infarto y algunos medicamentos utilizados después de un infarto, como los betabloqueantes, pueden aumentar los síntomas de depresión Sufrí una depresión después de que me diagnosticaran una cardiopatía. Los amigos fueron una herramienta realmente poderosa en la batalla contra la depresión.
Dos de mis mejores amigas estaban pendientes en todo momento. Me apoyaban constantemente y me hicieron sentir lo mejor posible, incluso en los días más oscuros.
Me sentía cómoda acudiendo a ellas para hacerles saber que estaba deprimida. Se apresuraban a sacarme de casa para disfrutar de una noche de chicas y siempre estaban ahí para hablar conmigo por teléfono. ¡No puedo decirte cuánto me ayudaron durante ese primer año!
Fue mutuamente gratificante. Se sentían muy bien ayudándome y disfrutamos del tiempo que pasamos estableciendo un fuerte vínculo. Definitivamente reforzó nuestra amistad y nos unió más.
Si crees que puedes tener una depresión, el primer paso es buscar ayuda profesional. Luego, pídele a alguien de tu confianza que esté ahí para ayudarte. Dile que necesitas una persona en la que poder confiar cuando te sientas deprimido. Seguro que está encantado de ayudarte.
Tardé semanas en estar lista para volver a conducir después de padecer el infarto. Me dejaban conducir después de la primera semana, pero incluso entonces preferí que alguien me llevara a las citas.
Mi padre fue un encanto y me llevaba. Disfrutaba de su compañía.
No tener que conducir sin duda acabó con una gran tensión diaria. Seamos realistas, ya tenía bastante de qué preocuparme. Esto me dejaba más tiempo para prepararme para la cita y hacer una lista de preguntas para mi médico.
Pregúntales a tus amigos si tienen tiempo para llevarte en coche y si podéis coordinar vuestros horarios. ¡Piensa en ello como otra oportunidad para sentiros más unidos!
Mis compañeros de trabajo y mis amigos me llamaban y me visitaban de vez en cuando. Algunos pasaban a saludarme en el trabajo para ver cómo estaba.
Puede parecer que unas palabras no son nada, especialmente si vienen de alguien que no es muy allegado. Sin embargo, el simple hecho de saber que tienes una red de personas que se preocupan por ti cuando estás luchando contra una enfermedad crónica puede significar mucho. Es una gran comodidad y un alivio saber que la ayuda está a solo una llamada o un mensaje de texto.
Mantente en contacto con las personas que muestran interés por comunicarse contigo. Nunca se sabe cuándo un mensaje o una llamada al azar pueden alegrarte el día.
Mi médico me recomendó hacer cambios en mi rutina de ejercicios y en la dieta para proteger mi corazón. Al principio esto resultaba agobiante y no estaba segura de poder mantener los cambios a largo plazo.
Hacer ejercicio fue todo un reto para mí. Tengo una relación de amor/odio con el ejercicio físico. Sin embargo, mis dos mejores amigas fueron esenciales para empujarme a hacer ejercicio. ¡Incluso venían al gimnasio conmigo! Antes de comenzar a hacer ejercicio después de un infarto, habla con tu médico sobre cualquier pauta de ejercicio.
Mis amigos también me animaron con mi nueva dieta. Nunca me tentaron con alimentos que yo no pudiera comer cuando salíamos a comer o cenar juntos.
Estos son solo algunos ejemplos de cómo me ayudaron las personas que me cuidaban después de sufrir el infarto. Hay muchas otras formas de apoyar a un ser querido con una enfermedad crónica.
Cada persona es diferente. Cada cuidador es diferente. ¡Comparte estas ideas con tus cuidadores y busca la combinación que mejor te funcione!
Para obtener más información sobre cómo tratar las enfermedades cardiovasculares, ponte en contacto con tu médico o equipo de atención médica.
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