Muchas veces cuando convivimos con la migraña tendemos a auto gestionarnos, a sufrir en soledad, a no pedir ayuda… y, amigos, esto es lo peor que podemos hacer.
No es que nos creamos, o queramos, ser superhéroes, pero lo que sí que queremos es no sentirnos un lastre, no sentirnos enfermos. Por ello, creemos que somos capaces de solucionarlo y pasar por la enfermedad solos, sabiendo que nos toca sufrir.
Y no, no es así. Debes LEVANTAR la MANO, quejarte, pedir ayuda y trabajar en buscar soluciones.
No puedes saberlo todo, no puedes tener la solución. Necesitas consultar con tu médico, con el especialista, con un psicólogo y también con tu enfermera. Ese grupo de profesionales debe ser tu red, tanto para las caídas, como para darte el impulso para llegar alto.
Que una vez no haya funcionado un tratamiento no significa que no encontremos otra vía. No desesperes. Crear un traje a medida para cada paciente requiere su tiempo. Los protocolos están establecidos por motivos bien estudiados y documentados. No sirve matar moscas a cañonazos. Debéis encontrar el mejor tratamiento que mejore tu enfermedad, tu calidad de vida y que, poco a poco, vaya reduciendo o controlando la enfermedad.
Tenemos que trabajar en una meta clara con el médico, conseguir convivir con la migraña lo mejor posible o conseguir reducir al máximo el dolor (intensidad, frecuencia…) Cualquier meta que decidas es correcta.
Pero debes saber que esa meta es algo que conseguirás a largo plazo, por lo que durante ese proceso se modificarán las acciones.
Cualquier cambio en tu migraña debes notificarlo y, si es necesario, reenfocar el tratamiento, recuerda que nuestro objetivo es alcanzar la meta.
El conocimiento sobre algo nos da más opciones y mejores maneras de enfrentar la situación. Conocer de la mano del especialista novedades terapéuticas y avances te permitirá no solo integrarlas en tu vida, sino tener conocimiento veraz sobre el trabajo que están haciendo los profesionales sanitarios por buscar soluciones a la migraña. Recuerda que ese conocimiento debe venir de los expertos y de fuentes fiables. Verifica la información. Todos sabemos cómo son las redes sociales y la cantidad de personas que están dispuestas a aprovecharse de nuestra situación. Te animo a que consultes con tu especialista, con el equipo que te lleva.
El trabajo en equipo se basa en aprender uno del otro. Nuestra experiencia puede servir al especialista a verlo con otros ojos, bajo otro prisma y, con ello, quizá ayudamos también a otros pacientes. No te guardes tus miedos o tus dudas. Habla y compártelos.
Planifica cómo pueden afectar los cambios de tu vida a la migraña. Compartir con el médico estos planes te permitirá tomar acciones preventivas o correctivas para ayudar. No vayas al médico en el último momento, trabajar conjuntamente planes de prevención permite que la situación pueda controlarse mejor. ¿Cuántas migrañas crónicas se podrían haber evitado con un buen plan preventivo, un plan bien diseñado y trabajado? No dejes que tu enfermedad lleve el timón de tu vida, llévala tú.
Recurre a él para pedir consejo sobre tratamientos alternativos que consideres seguir. Hay diferentes soluciones terapéuticas y tratamientos para combatir la migraña, pregunta a tu médico todas las alternativas posibles para encontrar la perfecta para ti. Pon encima de la mesa las opciones que consideras y discútelas y pregunta opiniones. Cuanta más información tengas, mejores decisiones tomarás.
Lo mismo sucede con el trabajo en equipo, requiere de constancia. Fomentar esa relación es muy necesario. Recuerda que en este trabajo de equipo debes hacer tu parte y facilitarle al médico la información de manera clara.
Recuerda siempre que una imagen vale más que mil palabras, por ello, si de un vistazo puede conocer tu evolución, será bueno.
No todo puede tratarse en una visita, por lo que dedica alguna más a hablar en profundidad de tratamientos, de miedos o de expectativas.
Pon ladrillos a diario, en equipo, con la meta clara.
La soledad en este camino no es buena consejera, así que rodéate de un equipo para afrontarlo. Un equipo capitaneado por ti y que cuente con tu médico, tu enfermera, tu familia… El camino acompañado es siempre mejor.
“Si quieres ir rápido camino solo. Si quieres llegar lejos ve acompañado.”
¿Caminamos?
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