Aquí estoy Desde Mi Ventana, viendo pasar las horas.
Muchos se quejan que el confinamiento les obligó a quedarse en casa, que se perdieron actividades, que no podían hacer lo que querían… pero ¿y si eso fuera algo que te acompañase durante toda tu vida?
Así es como nos toca pasar muchas horas, no sólo ahora, sino que nosotros las pasamos muchas veces, muchos días, muchas semanas… Nuestra migraña nos obliga a ello.
Ahora lo vivimos quizá más acompañados. Con más ayuda, y sin sentirte tan desgraciada. Quizá la famosa frase “mal de muchos, consuelo de tontos” sea cierta… así que ésta soy yo, la tonta que se consuela… pero es que si no me consuelo yo con mis trucos, de nada servirá que lo hagan los demás.
Y consolarse, y que te consuelen, no es dar lástima, es sentirse acompañada y entendida.
Soy Patricia, convivo con la migraña desde los 7 años, con la crónica desde hace 5 años…y soy MamaTieneMigraña. Y sí, soy mamá de 2 niños que están aprendiendo a convivir también con la migraña como una más de la familia.
En este confinamiento, hemos tenido que convivir todos juntos, incluida ella.
Para todos es algo nuevo pasarse tanto tiempo en casa, pero para mí no. Para todos los que sufrimos enfermedades como la migraña u otras que nos secuestra momentos, el estar en casa es un refugio, y aunque nos fastidie hacerlo es lo que mejor funciona.
Al final, el confinamiento es igual, nos fastidia, pero funciona.
Durante el confinamiento, una vez más lo he vuelto a comprobar. Quedarme en casa, organizarme de manera tranquila y a mi ritmo me permite ser más productiva. Puedo sin remordimientos descansar, cuando el cuerpo agotado del dolor lo necesita, descansar cuando empiezo a sentir que el dolor sube y así evitar que vaya a más.
Puedo organizar mi trabajo, ser productiva y convivir mejor con la enfermedad. Quizá más difícil con tantos en casa, pero mejor que tener que salir y entrar y forzar a cada minuto. Aprendemos de esto, aprenderán las empresas. Nosotros somos mejores teletrabajando, organizándonos libremente y de manera hiper responsable. Somos así.
Hemos podido gestionar a través de videollamadas las dudas. Y por ahí seguimos, evolucionando, facilitando que las visitas con los especialistas puedan ser de esta manera, para controlarnos, para solucionar dudas, y también para hablarnos cara a cara de manera virtual. Este debe ser el futuro para poder ayudarnos más. Lo entenderán los responsables, ¿nos ayudarán también con esto? Es un beneficio para todos y por todos.
El miedo a acudir al hospital en cambio, era enorme, el miedo a una crisis incontrolable y que no nos quedara otra que necesitar ese rescate. Debemos encontrar soluciones que eviten acudir a un hospital y no es tan difícil. Si los servicios mejoraran, podrían habilitarse medios para descongestionarlos y más, con nuestros historiales. Salir de casa no es nuestra opción, no es nuestra voluntad y si lo trabajamos conjuntamente encontraríamos las soluciones.
Pero ahí seguimos, con nuestro miedo a la crisis desbocada.
El miedo, nos invade y quizá ese miedo nos provoca perder el control.
Intentamos hacer lo mejor posible, pero el dolor no lo controlamos siempre como queremos. La migraña es así, esquiva, maquiavélica, y siempre con ganas de fastidiarnos lo que más nos apetece. Pero no se lo permito, yo soy más fuerte, y surfeo la migraña como puedo… Muchas veces caigo, me rindo y descanso. El descanso del guerrero. Observo como el dolor me destroza, me deja como un trapo y se ceba conmigo durante horas. Le dejo hacer. Dejo de resistirme. Descanso. Mientras mi migraña piensa que me ha ganado y me ha derrotado.
Pero no, simplemente estoy aprovechando para descansar, coger fuerzas y revivir mejor que nadie, más fuerte… y entonces, me pinto mi labio rojo y salgo a ganar de nuevo.
No dejes que te gane la guerra, pero concédele las batallas que necesites… ponte fuerte… es largo y tenemos muchos momentos para observar desde la ventana lo que nos perderemos, pero con la fuerza de saber que saldremos a comernos cada segundo que nos deje estar bien, aprovechándolos como nadie, disfrutándolos a tope. Sólo los que caen saben apreciar lo que cuesta levantarse, mantenerse y seguir disfrutando.
¿Nos ayudamos a disfrutar, a surfear la migraña con nuestro labio rojo?
Nuestra salud importa, por lo que hagamos que importe también nuestra enfermedad.
Patricia 💄🤙🏼
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