Mi Trabajo con Enfermedad Cardiovascular, Algo Mas Que Esfuerzo

doctor and patient
GettyImages/Jonatan Fernstrom

Como conté en el post anterior, estuve ingresada cerca de tres semanas. Lo que más deseaba era que cualquiera de los días cuando tenía la visita rutinaria del médico apareciera mi cardiólogo y me dijera: “Anabel, estás lista para irte a casa”.

Aquel día llegó. Era 26 de diciembre. Y te cuentan las cosas que puedes hacer, pero lo peor, es tooooodo lo que te dicen que NO puedes hacer. Todo en lo que estarás limitado por un tiempo y todo a lo que casi tendrás que aprender de nuevo y sobre todo vivir con ello.

La verdad es que según llegué a casa, aparece un gran sentimiento de miedo porque dejé de estar protegida por todo el equipo médico, que durante tres semanas habían estado vigilando mi corazón día y noche. Yo estaba las 24 horas del día monitorizada y ellos vigilaban mis pulsaciones. Pero ahora estaba sola. Mi cardiólogo me lo advirtió. Tendrás una sensación de vacío y de vértigo, que es normal, pero a la mínima que notes lo que sea, no te hagas la valiente, no esperes y vente para el hospital.

Estaba en casa que era lo que más deseaba. Estaba con mis hijos y con mi madre que no se separaba de mí, ni un momento. Pero no era la misma. No puedes de momento hacer casi nada. E incluso, con lo poco que haces, te cansas. Debía seguir en reposo, pero cuando eres de estar en acción, esto también se hace muy duro. Mi casa tiene escaleras y mi habitación está en el piso de arriba. Subía tres escalones y descansaba, otros tres y descanso, la habitación parecía que estaba más alta que antes, y cundo llegas a la cama estas agotada. No puedo caminar bien porque cuando hicieron el catéter intervinieron por la ingle y a la desesperada, por lo tanto, los hematomas son aun considerables y mi movilidad, lenta y dolorosa.

La vida sigue y yo avanzo con ella a mi ritmo. Comienza el cole ya que eran Navidades y los niños estaban de vacaciones y lógicamente sus rutinas también empiezan. Pero no puedes seguir ese ritmo. No me permiten ni conducir. Así que todo es un jaleo. Dependes completamente de otra persona, que en este caso es mi madre, para que te traiga y te lleve, haga la compra, cocine y lleve y recoja a los niños del colegio. ¡¡¡Y esto es duro, muy duro!!!

Entre medias, yo había abierto una zapatería infantil hacia tres meses. El 27 de agosto inauguré mi propio negocio. El cual llevaba cerrado desde el mismo 8 de diciembre que es cuando me dio el infarto. Tuve tiempo a dejarlo decorado de navidad, pero nada más. Con la ilusión y las ganas que había puesto en este nuevo proyecto…. Por tanto, las emociones también juegan un papel importante, porque te recomiendan estar tranquila y no emocionarte, alterarte, etc, pero y eso, ¿cómo se hace?

Así que ver mi tienda cerrada me producía también una pena muy grande, pero no podía hacer nada, porque por supuesto no podía trabajar. Y así siguió durante un año, que es lo que estuve de baja laboral. Quizás si mi trabajo hubiera sido de oficina, hubiera podido incorporarme antes, pero el almacén está en la planta de abajo y todavía no me encontraba con fuerzas para subir y bajar varias veces seguidas atendiendo a mis clientas. Ciertamente, van pasando los días y todo va evolucionando. Sabes que es lento, pero poco a poco vas cogiendo confianza y te vas mentalizando a que todo tiene que ir a mejor.

Estuve tres meses haciendo rehabilitación cardiaca y es ahí donde ves que con esfuerzo puedes llegar. Pero la primera vez también asusta. Tu corazón no ha subido de pulsaciones en mucho tiempo y cuando en el hospital te ponen en una bici y a subir y bajar escaleras como si no hubiera un mañana…, empiezas a darte cuenta de que si puedes

Entre medias, aunque no trabajas en un sitio concreto, ya he dicho que tengo tres hijos, así que mi nivel de esfuerzo diario es grande. Y mis ganas por superarme, más. Pero claro todo este “sobreesfuerzo” no hace más que enseñarte que, aunque llegas, al final del día estás agotada, y esto para mí ha sido de lo más duro de asimilar, porque yo “antes” llegaba a todo, era incombustible y ahora estoy cansada de estar cansada.

Me dan el alta médica en enero. Desgraciadamente y una vez más, me veo en la obligación de cerrar en marzo debido al COVID, así que tampoco he tenido mucho tiempo para asimilar muchas cosas. Yo solo vengo a trabajar por las mañanas y tengo a una persona que abre por las tardes porque, como ya he dicho a todo no se llega, y tengo mis hijos a los cuales dedicarles su tiempo y mi tiempo, que por desgracia nunca sabemos cuándo podemos dejar de tenerlo.

 


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