Trato de conciliar mi vida con las migrañas, además de ser una madre trabajadora. No siempre es fácil, pero soy muy afortunada y agradecida de tener un marido increíble que me entiende y me ayuda en este camino. También tengo algunos amigos y compañeros de trabajo que me apoyan mucho y que han empezado a entender lo que es vivir con dolor crónico y cómo eso puede afectar a mi vida laboral y social.
Estoy encantada de documentar aquí mi camino con migraña, ya que siento que es sólo a través de compartir nuestras experiencias cuando más aprendemos. También creo que es muy importante escuchar a otras personas que pueden estar experimentando síntomas similares a los tuyos, puesto que las enfermedades crónicas pueden provocar soledad cuando uno siente que nadie le entiende o los demás no pueden imaginar los sentimientos que uno está experimentando.
He estado conviviendo con migrañas durante casi 20 años. Empecé a desarrollar migrañas episódicas a partir de los 20, provocadas por cambios hormonales. No fue hasta que tuve 20 años que mis migrañas se volvieron más persistentes. Desarrollé dolores de cabeza casi a diario, y tenía entre 20 y 30 días de dolor de cabeza al mes.
Fue en ese momento cuando me remitieron a un especialista en dolores de cabeza y me diagnosticaron correctamente. Debo decir que fue un gran alivio ser finalmente diagnosticada, ya que había sentido el estigma de vivir con dolor crónico y que la gente no comprendiera completamente las consecuencias e implicaciones de las migrañas.